jueves, 30 de mayo de 2013

cultura de mexico

Tabla de contenido



CULTURA DE MEXICO
La cultura de México es en realidad un mosaico de culturas. En lo que se ha dado en llamar lo mexicano influyen elementos culturales de las más diversas índoles: ya sean los modernos, los antiguos, los reciclados. La forma de vida en México incluye muchos aspectos de los pueblos prehispánicos y del período colonial. La población de México se siente muy orgullosa de su país, cultura, etnicidad y estilo de vida. Otros aspectos importantes de su cultura, son los valores, la unidad familiar, el respeto, el trabajo duro y la solidaridad de la comunidad.
México ha cambiado rápidamente durante el siglo XX. En varias formas, la vida contemporánea en las ciudades, ha llegado a ser muy similar a la de las ciudades en los Estados Unidos y Europa. Sin embargo, la mayoría de los pueblos mexicanos siguen la forma de vida de sus antepasados. Más del 85% de la población vive en ciudades de más de 200,000 habitantes. Las áreas urbanas más grandes son la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey.

1 Lenguas de México

Las lenguas de México son aquellos idiomas empleados por los habitantes del país. La gran cantidad de lenguas que se hablan en el territorio mexicano hacen del país uno de los que poseen mayor diversidad lingüística en el mundo. Además del idioma español, cuyos hablantes en sus variedades locales constituyen la mayoría lingüística, se hablan en México sesenta y siete lenguas y agrupaciones lingüísticas indígenas. Por la Ley de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas que se promulgó en 2001, las lenguas indígenas y el español han sido declaradas lenguas nacionales por su carácter histórico, por lo que cuentan con la misma validez en todo el territorio mexicano.[1]
La relación entre el español y las lenguas indígenas ha pasado por diversos momentos desde que los europeos llegaron a América. En el caso mexicano, numerosas lenguas indígenas se beneficiaron de la labor intelectual de los primeros misioneros evangelizadores que mostraron un celo particular por aprender los idiomas nativos y cristianizar a los americanos en sus propias lenguas. Estos y otros intelectuales en los años posteriores a la Conquista produjeron las primeras gramáticas y vocabularios de las lenguas náhuatl, maya, otomí, mixteca y purépecha, entre otras, y adaptaron el alfabeto latino para escribirlas. En contraste con este interés, numerosas lenguas se perdieron antes de que pudieran ser estudiadas sistemáticamente, pues sus hablantes fueron asimilados culturalmente o exterminados físicamente. Por eso, en muchos casos quedan pocos o ningún testimonio de su existencia, apenas menciones de su existencia en algunos escritos y pequeños vocabularios. Se calcula que hacia el siglo XVI, en México se hablaban más de cien lenguas.
A partir de la independencia de México, se planteó la necesidad de castellanizar a todos los pueblos indígenas, pues se veía en la diversidad lingüística una dificultad para integrarlos a la sociedad nacional. Hasta el siglo XX, la única lengua de enseñanza y de gobierno era el español; los primeros intentos de alfabetización en lenguas indígenas tenían por objeto que los educandos adquirieran la escritura para después continuar el proceso educativo exclusivamente en español.
La población hablante de lenguas indígenas en México no es conocida con precisión. El censo del Inegi señala que se trata de alrededor de seis millones de personas, pero el dato corresponde sólo a los mayores de cinco años. La población étnica indígena fue calculada por la CDI en 12,7 millones de personas en 1995, lo que equivalía al 13,1% de la población nacional en ese año (1995). A su vez, la CDI sostenía que en 1995, los hablantes de lenguas indígenas en el país sumaban alrededor de siete millones. La mayor parte de esa población se concentra en la región centro y sur del país.

2 Pintura

La pintura es una de las artes más antiguas de México. La pintura rupestre en territorio mexicano tiene unos 7500 años de antigüedad, y se ha manifestado en las cuevas de la península de Baja California. En el México prehispánico está presente en edificios y cuevas, en los códices mexicas, en la cerámica, en los atuendos, etc.; ejemplo de ello son las pinturas murales mayas de Bonampak o las de Teotihuacan, las de Cacaxtla y las de Monte Albán.
La pintura mural tuvo un importante florecimiento durante el siglo XVI, lo mismo en construcciones religiosas como en casas de linaje; tal es el caso de los conventos de Acolman, Actopan, Huejotzingo, Tecamachalco y Zinacantepec. Se dice que fueron principalmente pintores indígenas dirigidos por frailes los que las realizaron. Éstos se manifestaron también en manuscritos ilustrados como el Códice Mendocino.
Por un tiempo se creyó que el primer pintor europeo radicado en la Nueva España fue Rodrigo de Cifuentes, artista apócrifo a quien incluso llegó a atribuírsele obras como El bautizo de los caciques de Tlaxcala, pintura del retablo mayor del Ex Convento de San Francisco en Tlaxcala. Entre los pintores nativos estuvo Marcos Aquino. La religiosidad de los novohispanos hizo que la pintura fuera importante para la evangelización de la sociedad, los frailes se dieron cuenta de las habilidades gráficas de los indígenas, quienes enriquecieron el estilo barroco y manierista. Fue relevante la llegada de múltiples pintores europeos y de algunos alumnos novohispanos, como Juan Correa, Cristóbal Villalpando o Miguel Cabrera, quienes hicieron de los muros y retablos la principal fuente de expresión ideológica y política de los artistas. ale La pintura del siglo XIX tuvo una influencia romántica muy marcada, los paísajes y los retratos fueron la mayor expresión de esta época. Hermenegildo Bustos es uno de los pintores más apreciados de la historiografía del arte mexicano. Destacan también en estos años Santiago Rebull, José Salomé Pina, Félix Parra, Eugenio Landesio y su célebre discípulo, el paisajista José María Velasco Gómez, así como Julio Ruelas.
La pintura mexicana del siglo XX ha alcanzado renombre mundial con figuras como David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco, Joaquín Clausell, Frida Khalo y Diego Rivera, generación de idealistas que marcaron la imagen del México moderno ante fuertes críticas sociales y económicas. La escuela oaxaqueña rápidamente obtuva fama y prestigio, difusión de una cultura ancestral y moderna, se observa la libertad de diseño en cuento al color y la textura de los lienzos y murales como periodo de transición entre el siglo XX y el siglo XXI.
Algunos de los pintores más destacados en el siglo XXI: Patricia Calvo Guzmán. Estudió pintura en Beijing. Su obra, de marcada influencia oriental, rememora las figuras de papel recortado de México y de China, mezclándolos con una rica gama cromática; Eliseo Garza Aguilar, pintor y performista considerado entre los principales exponentes del arte provocador y reflexivo del Tercer Milenio; en busca de una respuesta crítica de los espectadores, combina su obra pictórica en las performances con el histrionismo teatral; Pilar Goutas, pintora que utiliza el óleo sobre soporte de amate, con fuerte influencia de Jackson Pollock y la caligrafía china; Rafael Torres Correa fija su residencia en México en el 2001 y se integra al taller de arte contemporáneo “La Polilla” en Guadalajara, y realiza diversos proyectos plásticos y escenográficos.
La escultura es una de las artes más antiguas de México. En el México prehispánico está presente en pirámides, santuarios, explanadas y objetos comunales; ejemplo de ello son las esculturas olmecas, mayas, teotihuacanas, tarascas, mixtecas y aztecas.
Muchas de estas esculturas han sido catalogadas como obras maestras y destacan por su monumentalidad, pues muchas de ellas son enormes y expuestas para ser vistas públicamente; entre las que podemos destacar están: la Coyolxauhqui, el templo de la Serpiente Emplumada en Xochicalco, las numerosas estelas mayas que relatan acontecimientos de carácter político e histórico y por supuesto la estatua de Tlaloc en el museo nacional de antropología.
La presencia del hombre en el territorio mexicano ha dejado importantes hallazgos arqueológicos de suma importancia para la explicación del habitad del hombre primitivo y del hombre contemporáneo. Las civilizaciones mesoamericanas lograron tener gran desarrollo estilístico y de proporción en la escala humana y urbana, la forma fue evolucionando de la simplicidad a la complejidad estética; en el norte del país se manifiesta la arquitectura de adobe y de piedra, la vienda multifamiliar como lo podemos apreciar en Paquimé; y la vivienda troglodita en cuevas de la Sierra Madre Occidental.
El urbanismo tuvo un gran desarrollo en las culturas prehispánicas, donde podemos observar la magnitud de las ciudades de Teotihuacán, Tollan-Xicocotitlan y México-Tenochtitlán, dentro del urbanismo ambientalista destacan las ciudades mayas al ser incorporadas a la monumentalidad de sus edificios con la espesura de la selva y complejas redes de caminos llamados sakbés.
Con la llegada de los españoles se introdujeron teorías arquitectónicas del orden clásico y formalidades arábigas, al construirse los primeros templos y conventos monásticos; se proyectaron modelos únicos en su tipo que fueron la base de la evangelización de los pueblos indígenas marcando su ideología dentro del estilo arquitectónico denominado tlaquitqui (del náhuatl; obrero o alarife), años más tarde el barroco y el manierismo se imponen en grandes catedrales y edificios civiles, mientras que en zonas rurales se construyen haciendas o fincas señoriales con tendencias mozarabes.

En el siglo XIX el movimiento neoclásico surge como respuesta a los objetivos de la nación republicana, uno de sus ejemplos son
 el Hospicio Cabañas donde la plástica estricta de las órdenes clásicas están representadas en sus elementos arquitectónicos, también surgen nuevos edificios religiosos, civiles y militares que demuestran la presencia del neoclasicismo. Los romanticistas por un pasado visto a través de la arqueología muestran imágenes de la Europa medieval, islámica y el México prehispánico en la forma de elementos arquitectónicos en la construcción de pabellones feriales internacionales buscando una identidad propia de la cultura nacional. El Art Nouveau, y el Art Decó fueron estilos introducidos dentro del diseño del Palacio de Bellas Artes para marcar el caracter identitario de la nación mexicana con simbología greco-romana y prehispánica.
La arquitectura moderna en México tiene una desarrollo importante en la plastisidad de la forma y el espacio, José Villagrán García desarrolla una teoría de la forma que marca la pauta de enseñanza en muchas escuelas de arquitectura del país dentro del funcionalismo. El surgimiento de la nueva Arquitectura Mexicana nace como orden formal de las políticas de un estado nacionalista que buscaba la modernidad y la diferenciación de otras naciones. Juan O'Gorman fue uno de los primeros arquitectos ambientalistas en México, desarrollando él la teoría "orgánica", tratando de integrar al edificio con el paisaje dentro de los mismos planteamientos de Frank Lloyd Wright. [2] En la búsqueda de una arquitectura nueva que no semejara a los estilos del pasado logra una manifestación conjunta con la pintura mural y el paisajismo.
La Escuela de Jalisco fue una propuesta de esos movimientos socio-políticos que demandaba el país, Luis Barragán logró conjuntar la forma del espacio con formas de la arquitectura rural vernácula de México y países del Mediterráneo (España-Marruecos), integrando un colorido impresionante que maneja la luz y la sombra en distintas tonalidades abriendo una mirada al minimalismo internacional.
La arquitectura mexicana es un fenómeno cultural que nace de la ideología de gobiernos nacionalistas del siglo XX la cual fue dando forma a la imagen de identidad por su colorido y abigarramiento de elementos ornamentales heredados de culturas ancestrales, de formas clásicas, monumentales; y posteriormente la incorporación del modernismo y las tendencias vanguardistas de corte internacional.
El cine mexicano se inició en 1896 y es uno de los más desarrollados de América Latina, junto a los de Brasil y Argentina. La primera película filmada en México fue El Presidente de la República paseando a caballo en el Bosque de Chapultepec (1896), obra de Claude Ferdinand Bon Bernard y a Gabriel Veyre, enviados a México por los hermanos Lumière para presentarle al presidente el cinematógrafo, y la primera película sonora mexicana fue Santa (1931), de Antonio Moreno, que utilizó el sistema sonoro mexicano inventado por el ingeniero Joselito Rodríguez y basada en la novela del escritor Federico Gamboa, ambos mexicanos.
Primer Teatro Colón
El 27 de abril de 1857, se inauguró el primer Teatro Colón. Estaba ubicado frente a la Plaza de Mayo. Los planos fueron confeccionados por el Ing. Carlos E. Pellegrini. Su capacidad estaba calculada para 2.500 personas. El escenario era el más amplio que se construyera hasta esa fecha, estaba dotado de todos los elementos necesarios para las grandes puestas en escena. Después de tres décadas de existencia el Teatro Colón cerró sus puertas en 1888 para transformarse en la sede del Banco de la Nación Argentina.
El proyecto de la obra, que reemplazaría al antiguo teatro Colón, dio comienzo en 1889. El proyectista inicial fue el arquitecto Francisco Tamburini, Dicha obra fue ejecutada en 3 periodos. Actualmente tiene un área total de 58.000 m2
El edificio principal fue proyectado en 1889 por el ingeniero y arquitecto italiano Francisco Tamburini (1838-1891). A su muerte el arquitecto Víctor Meano (1860-1904) asume la dirección de la obra. En 1904, tras el deceso de Meano, la obra se detiene, siendo posteriormente completada por el ingeniero y arquitecto Julio Dormal, quien se hace cargo de finalizar la obra en el año de 1908.
Durante 1938 se realizaron intervenciones de extensión, ampliando los subsuelos bajo la plaza lateral en la primera instancia. Además se hizo un túnel que conecta los talleres con el escenario.
De 1968 a 1972 sufre una última intervención. Dicha intervención consistió en otra ampliación donde se alojaba bajo la plaza las áreas de producción del teatro, salas de ensayo y talleres de escenografía, oficinas, vestuarios y un comedor para personal.
La gastronomía de México se caracteriza por su gran variedad de platillos y recetas, así como por la complejidad de su elaboración. Es reconocida por sus sabores distintivos y sofisticados con gran condimentación. Reúne tradiciones gastronómicas tanto mesoamericanas como europeas, entre otras muchas. La cocina mexicana no es ajena a las cocinas: española, cubana, africana, del Oriente Medio y asiática, por mencionar algunas.
En 1711 se estrena en la Ciudad de México la ópera La Parténope con música de Manuel de Sumaya, maestro de la capilla catedralicia y, junto con Francisco López y Capillas y Juan Gutiérrez de Padilla, el más grande compositor barroco mexicano. La especial importancia de ésta ópera es que es la primera compuesta en América del Norte y la primera ópera compuesta en el continente por un compositor del continente americano. Esta ópera da inicio a la fecunda y aún poco estudiada historia de la creación operística mexicana no interrumpida desde entonces durante trescientos años. La ópera Guatemotzín de Aniceto Ortega es el primer intento consciente por incorporar elementos nativos a las características formales de la ópera. Dentro de la producción operística mexicana del siglo XIX sobresalen la ópera Agorante, rey de la Nubia de Miguel Meneses, estrenada durante las festividades conmemorativas por el cumpleaños del emperador Maximiliano I de México, las óperas Pirro de Aragón de Leonardo Canales, Keofar de Felipe Villanueva, y, ante todo, la producción operística de Melesio Morales, el compositor mexicano de óperas más importante del siglo XIX, cuyas obras tuvieron gran éxito entre el público de la Ciudad de México y que, aún, se llegaron a estrenar en Europa. En la primera mitad del siglo XX sobresalen en la creación operística mexicana Julián Carrillo y los compositores cercanos a él como Antonio Gomezanda, Juan León Mariscal, Julia Alonso, Sofía Cancino de Cuevas, José F. Vásquez, Arnulfo Miramontes, Rafael J. Tello, Francisco Camacho Vega, Efraín Pérez Cámara. Todos ellos han sido relegados por la historiografía musical oficial que tan sólo reconoció la obra de los compositores nacionalistas. Desde finales del siglo XX en México (y toda Latinoamérica) hay un creciente interés de los compositores por escribir ópera. Entre los compositores mexicanos de inicios del siglo XXI que sobresalen con sus óperas debe mencionarse a Federico Ibarra, Daniel Catán, Leandro Espinosa, Marcela Rodríguez, Víctor Rasgado, Javier Álvarez, Roberto Bañuelas, Luis Jaime Cortez, Julio Estrada, Gabriela Ortiz, Enrique González Medina, Manuel Henríquez Romero, Leopoldo Novoa, Hilda Paredes, Mario Stern, René Torres, Juan Trigos, Samuel Zyman, Mathias Hinke,Ricardo Zohn-Muldoon, Isaac Bañuelos, Gabriel de Dios Figueroa, Enrique González-Medina, José Carlos Ibáñez Olvera, Víctor Mendoza y Emmanuel Vázquez. La difusión de la ópera mexicana es casi nula por varias razones. De ellas sobresalen dos. Durante el periodo inmediato a la guerra civil mal llamada Revolución Mexicana, los gobiernos del poder de la llamada Dictadura Perfecta, en su mayoría de muy bajo nivel educativo y, aún, analfabetas, mandaron destruir los teatros de ópera existentes en la Ciudad de México. El segundo factor para la poca difusión de la cultura mexicana operística es que las autoridades correspondientes no programan las obras. Aún después del término de la Dictadura Perfecta y la restauración de la Democracia en México en el año 2000, las autoridades culturales no se han preocupado por enmendar esta política de desconocimiento de la cultura mexicana operística. Finalmente, la falta de un teatro de ópera exclusivo para la difusión de la cultura operística mexicana (y latinoamericana) es una gran falla y falta en México. Finalmente debe añadirse que el 98 % de la música compuesta en México (y Latinoamérica) jamás ha sido publicada. De esto se deduce que una de las mayores necesidades dentro de la cultura de México (y Latinoamérica) es un programa especial de rescate, edición y publicación de la música de los compositores mexicanos (y latinoamericanos).
El género musical tradicional más difundido es el son, cuyas formas son muy variables de acuerdo a la región geográfica donde se cultiva. El "son" es de tradición campesina, pero permanece como símbolo de identidad cultural. También de orígenes rurales son la canción ranchera y el corrido. La canción ranchera y el son de mariachi, difundidos por el cine, son los géneros tradicionales mexicanos más conocidos en el país y el extranjero y han sido elevados de cierta manera a una especie de música nacional, aunque no son representativos de la cultura musical de todo el país. El Mariachi tiene sus orígenes en el actual estado de Jalisco.
La música norteña es interpretada con acordeón y en ocasiones también de teclados, y aunque originaria de los estados del norte, goza de gran aceptación en todo el país. También muy popular es la música de banda, en especial las de Sinaloa y Durango.
Entre la llamada "música tropical", la cumbia es la más exitosa, género que interpreta un sinfín de conjuntos mexicanos y cantantes colombianos de gran éxito. La salsa y el merengue son también géneros muy apreciados. La música tropical tiene mayor arraigo en las regiones del centro y sur del país.
El rock en español tiene, desde la década de 1960 hasta la fecha, legiones de seguidores en las grandes ciudades, también hay corrientes de rock culturales llamadas "alternativas"(Caifanes, Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio, Santa Sabina, Café Tacuba); otros géneros muy difundidos son la balada y el bolero mismo que proveniente del Caribe entró a México a través de la península de Yucatán, hizo furor durante los años cuarenta y ha vuelto con un relativo auge.
Una música muy difundida por los medios de comunicación es la llamada música grupera, que está conformada por varios estilos musicales como banda, música norteña, balada y tropical.
La danza de los pueblos de México tiene un conocimiento sagrado hacia los fenómenos naturales, deidades, seres vivos y la cotidinidad de la vida. La música o el sonido de algún objeto acompañan el movimiento corporal del ser humano para expresar su sentir por el movimiento de su cuerpo.
La Danza del Venado es una danza ritual celebrada por los indios yaquis y mayos de los estados mexicanos de Sinaloa y Sonora. Esta danza es una dramatización de la cacería del venado, héroe cultural de estos pueblos, por parte de los paskolas (cazadores).
Durante la colonia los hacendados españoles y criollos realizaban magníficas fiestas para el Carnaval; a estas fiestas les estaba negado el acceso a los mestizos e indígenas. Durante las fiestas los más ricos hacían un alarde de riqueza utilizando ropas recargadas de adornos y telas.[3]
A manera de sátira las castas segregadas comenzaron a realizar disfraces y celebraciones para parodiar a los blancos; para ello utilizaron máscaras rosadas con un mentón muy prominente (para no ser reconocidos), trajes a imitación de los suntuosos utilizados por los blancos con una exagerada ornamentación de espejos, cuentas y chaquiras así como sombreros cónicos. Entre las danzas más destacadas están la de los chinelos en Morelos, los parachicos en Chiapas y los carnavales de Tlaxcala.
Durante la colonia el jarabe se fue propagado por buena parte del occidente, centro y sureste de México. La razón de que se haya impuesto este nombre tanto al baile como a la danza que lo acompaña es incierta. Se ha propuesto, por ejemplo, que se trate de una palabra de origen árabe con la que se designa felicidad o fiesta. También se ha planteado la posibilidad de que el nombre del género provenga de su carácter de mezcla de varios aires musicales en una sola pieza.
Los carnavales son otra herencia cultural europea con una sincretismo de hispanidad e indigenismo muy marcado, los carnavales fue la expresión popular de comparsas y música pagana para manifestar el sentimiento del pueblo antes de comenzar las celebraciones de la Semana Santa; así, se muestran las raíces prehispánicas en el Carnaval de Tenosique en Tabasco, la imagen del rostro español se muestra en las danzas coloniales y comparsas carnavalescas de chinelos en Morelos, huehues en Tlaxcala y de parachicos en Chiapas. Desde el año de 1849 se celebra el Carnaval de Chimalhuacan uno de los más antiguos del país. Otros carnavales mexicanos de gran importancia son: el Carnaval de Tlaxcala que destaca por sus elementos hispánicos e indígenas.[4]
De todos los jarabes mexicanos, el más conocido a nivel internacional quizá sea el jarabe tapatío, originario de Jalisco, y ejecutado por el conjunto denominado mariachi. Existen otros jarabes mexicanos como el jarabe michoacano, el jarabe guerrerense, el jarabe mixteco o el jarabe mazahua.
En el porfiriato llegan ritmos provenientes de Europa como las polkas y mazurcas bailadas en Polonia y la antigua Checoslovaquia que se adaptan al baile popular de los norteños de México, en la península de Baja California se bailan los chaveranes que provienen de Arkansas en los Estados Unidos. El vals que llegó de Austria y se propagó entre la sociedad mexicana de la época adquiriendo una identidad propia en este país.
Al superarse la técnica del daguerrotipo, se tienen noticias de la utilización del papel en la fotografía en México desde 1851. Los precios bajan, la esfera privada deja de ser su espacio exclusivo. También se utiliza la fotografía como promoción política. A raíz de la muerte del presidente Benito Juárez, "la empresa Cruces y Campa comercializa una edición de veinte mil ejemplares de su retrato en formato tarjeta de visita". A principios del XX, Jesús Hermenegildo Abitia fue fotógrafo de estudio y de exteriores, camarógrafo del cine documental y de ficción. Agustín Víctor Casasola fue un fotógrafo que logró establecerse como retratista por antonomasia de la clase gobernante: Porfirio Díaz, Francisco Villa, Huerta, entre otros. Las fotografías de Manuel Álvarez Bravo urgen en los rincones, logrando escudriñar lo que otros no logran detectar, mientras que el fotógrafo Nacho López fue capaz de trasladar a sus fotografías sus guiones e historias.
Otros representantes de la fotografía son Lola Álvarez Bravo, Edward Weston, Tina Modoti, Julián Carrillo, Gabriel Figueroa, Enrique Segarra, Aramando Salas Portugal, Mariana Yampolsky, Lazaro Blanco, Juan Rulfo, Pedro Valtierra, Pedro Meyer Enrique Bossterman, Enrique Segarra hijo, Gavilan, Markova, Fabritzio León, Emanuel Lubezky, Rodrigo Prieto, entre otros. El Museo Nacional de Fotografía está ubicado en la ciudad de Pachuca, Hidalgo. Cuenta con los primeros inventos y aparatos fotográficos del siglo XIX, así como las diversas técnicas y géneros desarrollados a lo largo de la historia fotográfica. []
Índice


"
"son · 7
A
arquitecto · 6
Arquitectura Mexicana · 5
B
Bellas Artes · 5
Benito Juárez · 9
C
Carnaval · 8, 9
civilizaciones mesoamericanas · 4
compositor barroco mexicano · 7
criollos · 8
cultura musical · 8
culturas ancestrales · 5
D
Democracia en México · 7
E
El escenario · 5
El Mariachi · 8
El Museo · 10
escenografía, · 6
F
fotográfica · 10
G
geográfica · 7
H
hispanidad · 9
I
indigenismo · 9
J
jarabes mexicanos · 9
L
la colonia · 8, 9
La Danza · 8
La danza de los pueblos · 8
la ópera · 6
la primera película · 5
la sede del Banco de la Nación Argentina. · 6
las danzas · 9
lenguas indígenas · 2
lienzos y murales · 3
M
mariachi. · 9
México · 1, 2, 3, 4, 5, 6, 8, 9
México prehispánico · 3, 4
modernismo · 5
música · 6, 8, 9
O
obra · 3, 5, 6, 7
origen · 9
P
país · 1, 2, 4, 5, 8, 9
pintura mexicana · 3
pintura mural · 3, 5
políticas · 5
R
Revolución Mexicana · 7
S
sakbés. · 4
sátira · 8
Sierra Madre Occidental. · 4
son · 1, 2, 3, 4, 7, 8, 9, 10
T
Teatro · 1, 5
Tenochtitlán · 4
Teotihuacán · 4
Tollan-Xicocotitlan · 4
tradiciones gastronómicas · 6




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